Jorge V. de Duizeídé
Invitado
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Después de la hambruna europea ocasionada por la primer guerra mundial -1914-1918-, mi abuelo español originario de Asturias y del pueblo de Sama de Langreo para más datos, envió "socorros de dinero y encomiendas importantes a sus parientes más cercanos" devolviéndoles estos sus buenos gestos con uno muy bello que aun recordamos todos los que tenemos a la vista en nuestro armero una vieja Víctor Sarasqueta del calibre 16-70 con dos pares de cañones: unos lisos para disparar perdigones con cañones de 71 cms de longitud y otros rayados con cañones de 65 cms para disparar "balas esféricas". Esta Víctor Sarasqueta llegó a la casa de mi abuelo por 1920 en una impecable (aun la conservamos intacta) va- lija de suela con cierres a la plata vieja y con un interior de excepción "a la inglesa" con todos los utensilios para atender la limpieza del arma y con algunas piezas para reposición (que nunca se utilizaron) y unos cartuchos ali- via muelles por cierto muy útiles. Mi abuelo D. Vicente Braña Fernández, marino de profesión pero como buen asturiano amante de la caza y el campo se dió el lujo en algo más de 40 años de uso de abatir miles de perdices y liebres con "la perdigonera" notándose hoy en esta los cañones gastados. Por el contrario los cañones "para caza mayor permanecen intactos" después de unos "dos mil lances" a jabalíes, búfalos de Marajó, yaguaretés salteños y cientos y cientos de jabalíes, guanacos y ciervos rojos cazados cuando realmente las poblaciones de cérvidos allende el Río Colorado eran numerosas. Pero el plato fuerte que sirvió esta bella arma fué la caza de los toros salvajes y bravos del colorado allá por los años 1950. Por aquellos años en aquella zona y en algunas grandes estancias a las que visitábamos con nuestro Tío Rafael de Duizeídé Pierresteguy, estos toros andaban en grandes tropas de más de 60 animales. Nosotros los buscábamos con unos perros que eran mezcla de viejos "perros cordobeses de pelea con bull-terrier y con unos galgos de campo excepcionales en la carrera que era digna de ser vista por un Rey. Una vez que los animales se encontraban acorralados por los "perros criollos y muy baqueanos" rodeábamos de a caballo "la torada" y nos señalábamos la presa de cada uno. Mi tío llevaba en su silla un flamante Merkel de doble cañón cal. 9,3 X 74 y yo la Victor Sarasqueta.
A unos 40 mts. de los toros elegidos y dejando los caballos criollos "que paraban a mano con las riendas sueltas" y disparando con rodilla en tierra cada uno hizo lo necesario para rematar el lance. De la Víctor Sarasqueta cargada con cartuchos fabricados por "Gonzáles Giachetti y cía" de bala esférica, apenas se escuchó la detonación apagada por la inmensidad de La Pampa y mi macho cayó como fulminado. Mi tío tuvo que doblar el tiro de su famoso "Doble Rifle" y usar un Colt .38 Special de los llamados de la "guerra de Cuba" para rematar su pieza. A partir de esa cacería y después de hacer el despiece de los animales y observar que mi disparo había dado en el centro del corazón y los de mi tío habían rozado el corazón y dado finalmente en un pulmón, entendí que cualquier animal por peligroso que sea puede cazarse con calibres que produzcan en la boca energías del orden de los 180 Kilográmetros y que lo fundamental es dominarse en el tiro, apuntar bien, no tener energías remanentes (fué lo que le sucedió a mi tío hombre de gran puntería y conocedor de la anatomía de los animales y disparar armas que no sacudan mucho la culata contra el hombro ni se abalancen para poder controlar el remate. Con la Víctor Sarasqueta cacé: búfalos de Marajó, jabalíes, el felino más bravo del mundo (el tigre de nuestro noroeste cuando su caza era permitida) y tuve la suerte de cazar a menos de 20 metros leopardos en la India y Leones en África. Claro que el ing. Ayerza me ganó con su 6,5 mm alemán de acción a cerrojo cazando toda la fauna del mundo o no?
Cordialmente: Jorge V. de Duizeídé y Braña
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